Un día estaba viendo una exposición y alguien a mi lado comentó en voz alta: “…pero realmente qué es el ARTE?”. Yo le contesté: no sé, tal vez sea la mágia que se crea cuando estás delante de un cuadro y éste consigue comunicarte cosas, hace que te conmuevas, que vibres en la misma sintonía que tenía el pintor en el momento de pintarlo. Tal vez se resuma en comunicación, yo pinto, tú miras y por un momento somos “uno” |
Estoy metida en esta experiencia fascinante que es reflejar mediante el color y la forma emociones, vivencias y sensaciones que de otra forma no sabría hacerlo.
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Hablar de pintura, además de complicado, implica hablar de emociones. La emoción es algo tan íntimo, tan personal, que no se puede valorar ni medir. Cómo medir la emoción que surge viendo una puesta de sol, el mar chocando contra las rocas, la sonrisa de un niño… Cuando el pintor consigue mínimamente mostrar esa emoción, las horas frente a un lienzo en blanco merecen la pena.
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